La dislexia es  un trastorno de origen neurobiológico, caracterizado principalmente por un déficit en el procesamiento fonológico del lenguaje, a nivel cognitivo, que supone una alteración de la adquisición normo-típica de los procesos lecto-escritores.

Se trata de un trastorno específico del lenguaje que se deriva de una alteración en el procesamiento fonológico de la información lingüistica, desde la discriminación y categorización, hasta la manipulación mental de los sonidos que constituyen el lenguaje oral, lo que provoca una alteración significativa en el aprendizaje normativo de la lectoescritura.

Según esta teoría (déficit en el procesamiento fonológico del lenguaje), las personas que presentan un cuadro compatible con dislexia muestran, desde el inicio del aprendizaje del proceso lectoescritor, dificultades significativas y persistentes en la consolidación de las reglas de correspondencia grafema-fonema/ fonema-grafema (RCGF/FG). Es decir, presentan importantes dificultades e incluso son incapaces de establecer la relación entre los símbolos/letras (grafemas) y los sonidos (fonemas) del lenguaje, lo que conlleva una afectación significativa en el reconocimiento fluido y automático del mismo y , con ello, los procesos de codificación (escritura) y decodificación (lectura) del lenguaje no se automatizan a su debido tiempo.

La causa del déficit fonológico se podría decir que sigue en proceso de investigación, aunque las concepciones más actuales de la dislexia establecen que podría tener un origen neurobiológico y actualmente está contemplado dentro de los trastornos del neurodesarrollo en las clasificaciones diagnósticas actuales.

A menudo, muchos niños que sufren dislexia son erróneamente etiquetados como niños vagos, despistados o que no se esfuerzan lo suficiente. Por ello, es importante detectar a tiempo estas dificultades ya que sino , a parte de repercutir de manera significativa en su rendimiento académico podemos , además, mermar considerablemente su autoestima.